vos que tuviste a tu madre
junto a tus espinas
no me abandones
en mis espinas
esos dardos venenosos de la angustia
No me dejes
No sueltes mi mano
temblorosa bajo el peso
de mis lágrimas insondanbles
Señor toma mi dolorido corazón
sangrante de dolor
y salva el alma de mi amado niño
Cuídalo de las ramas desnudas
de los ripios y empedrados
Sálvalo de las sombras y el vértigo
Ámalo a mi amado niño
Ámalo y sálvalmeloCielito A.
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