Un silencio que, de espaldas, me ignora
Un bisturí despiadado que sube y que baja
Un improperio estentóreo que se esparce
Un manto onduloso de azul que me asfixia
El hálito prisionero que busca el sol
El sopor sordo que no cesa
Las vísceras que se estrujan
Una respiración en suspenso
La memoria rasgada sin filo
Una mirada torva tras los velos del rencor
Manos inmundas que se extienden
Ojos desolados que imploran
Una daga impiadosa que persigue al alma
(No veo, no siento, no quiero)
Es el dolor.
Cielito Alcaide
Cielito Alcaide
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